Náuseas y Vómitos

Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de experimentar náuseas y vómitos durante el embarazo. Algunos de estos factores incluyen:

  1. Antecedentes previos: Si has experimentado náuseas y vómitos durante embarazos anteriores, es más probable que vuelvas a experimentarlos en futuros embarazos.
  2. Niveles hormonales: Cambios hormonales, como niveles elevados de hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), estrógeno o progesterona, pueden aumentar el riesgo de desarrollar náuseas y vómitos del embarazo.
  3. Embarazo múltiple: Si estás esperando gemelos o múltiples, el riesgo de experimentar náuseas y vómitos puede ser mayor debido a los niveles hormonales más altos.
  4. Historial de migraña: Las mujeres con antecedentes de migrañas tienen un mayor riesgo de sufrir náuseas y vómitos durante el embarazo.
  5. Historial de mareos por movimiento: Aquellas mujeres que tienen una mayor susceptibilidad a los mareos por movimiento también pueden tener un mayor riesgo de experimentar náuseas y vómitos durante el embarazo.
  6. Obesidad o bajo peso: Tener un índice de masa corporal (IMC) alto o bajo antes del embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar náuseas y vómitos del embarazo.
  7. Estrés emocional: El estrés emocional o los trastornos psicológicos pueden influir en la gravedad de las náuseas y los vómitos durante el embarazo.
  8. Historia familiar: Si tienes familiares cercanos, como madre o hermanas, que han experimentado náuseas y vómitos del embarazo, es posible que también tengas un mayor riesgo.

Hiperemesis Gravidica:

La hiperemesis gravídica es un trastorno médico que afecta a algunas mujeres durante el embarazo. Se caracteriza por náuseas y vómitos intensos y persistentes que van más allá de lo que se considera normal en el embarazo. Estos síntomas pueden llevar a una pérdida significativa de peso, deshidratación y desequilibrio electrolítico.

La hiperemesis gravídica suele manifestarse durante el primer trimestre del embarazo y, en algunos casos, puede prolongarse hasta el segundo trimestre. Aunque las causas exactas no están completamente comprendidas, se cree que factores hormonales, como el aumento de los niveles de hormona gonadotropina coriónica humana (hCG), desempeñan un papel en su desarrollo.

Etiología

Enfermedades neurológicas:

En el contexto del embarazo, las náuseas y los vómitos son síntomas comunes que generalmente se deben a cambios hormonales y fisiológicos propios de la gestación. Sin embargo, existen algunas enfermedades neurológicas que pueden presentar náuseas y vómitos como parte de sus síntomas. Algunas de estas enfermedades incluyen:

  1. Migraña: La migraña es un trastorno neurológico caracterizado por ataques recurrentes de dolor de cabeza intenso y otros síntomas asociados, como náuseas y vómitos. Algunas mujeres pueden experimentar migrañas durante el embarazo, incluso si no las han tenido anteriormente.
  2. Enfermedad de Menière: Esta es una afección del oído interno que afecta el equilibrio y la audición. Puede presentarse con episodios recurrentes de vértigo intenso, náuseas y vómitos.
  3. Síndrome vestibular: Los trastornos del sistema vestibular, responsables del equilibrio y la orientación espacial, pueden causar síntomas como mareos, náuseas y vómitos.
  4. Neuropatía autonómica: Algunas condiciones neurológicas, como la neuropatía autonómica, pueden afectar los nervios que controlan el sistema gastrointestinal, lo que puede dar lugar a síntomas como náuseas y vómitos.

Fisiopatología

Los cambios hormonales durante el embarazo, particularmente los niveles elevados de estrógenos y progestágenos, se cree que desempeñan un papel importante en el desarrollo de las náuseas y los vómitos del embarazo.

Se ha observado que los síntomas de las náuseas y los vómitos del embarazo son más comunes durante el primer trimestre, cuando los niveles de hormonas sexuales, como el estrógeno y la progesterona, alcanzan su punto máximo. Aunque no se comprende completamente el mecanismo exacto, se cree que estos cambios hormonales afectan el sistema gastrointestinal y el centro de vómito en el cerebro, lo que lleva a la aparición de los síntomas.

La prolactina es una hormona que desempeña un papel crucial en la lactancia materna, estimulando la producción de leche en las glándulas mamarias después del parto. Si bien la relación exacta entre la prolactina y las náuseas y los vómitos del embarazo aún no se comprende completamente, se ha observado que los niveles de prolactina pueden estar elevados en mujeres embarazadas que experimentan estos síntomas.

La hormona de crecimiento (GH, por sus siglas en inglés) es una hormona producida por la glándula pituitaria que desempeña un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo del cuerpo. Aunque la GH no se ha relacionado directamente con las náuseas y los vómitos del embarazo, es posible que su influencia indirecta tenga algún efecto.

Durante el embarazo, se producen varios cambios hormonales importantes en el cuerpo de la mujer, y algunos de ellos pueden afectar la liberación de hormona de crecimiento. Se ha observado que los niveles de GH pueden aumentar ligeramente durante el embarazo, en parte debido a la estimulación de otras hormonas como el factor de crecimiento similar a la insulina tipo 1 (IGF-1).

Si bien no se ha establecido una relación directa entre la hormona de crecimiento y las náuseas y los vómitos del embarazo, es posible que los cambios hormonales generales, incluida la GH, contribuyan a la aparición de estos síntomas. Los desequilibrios hormonales durante el embarazo pueden afectar el sistema gastrointestinal y el sistema nervioso central, lo que puede conducir a la aparición de náuseas y vómitos.

Algunos trastornos tiroideos, como el hipotiroidismo o el hipertiroidismo, pueden presentar síntomas similares a las náuseas y los vómitos del embarazo. Por ejemplo, el hipertiroidismo puede causar náuseas, vómitos y malestar gastrointestinal, mientras que el hipotiroidismo puede provocar una sensación de malestar general y trastornos gastrointestinales.

Es importante señalar que los cambios hormonales durante el embarazo pueden afectar la función tiroidea. Durante el primer trimestre del embarazo, los niveles de la hormona estimulante de la tiroides (TSH) pueden disminuir ligeramente, lo que puede llevar a una disminución de la producción de hormonas tiroideas. Sin embargo, en condiciones normales, el cuerpo generalmente puede adaptarse a estos cambios y mantener un equilibrio hormonal adecuado.

Tratamiento

La tiamina, también conocida como vitamina B1, es esencial para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso y el metabolismo de los carbohidratos. Aunque la evidencia científica específica sobre el uso de la tiamina en las náuseas y vómitos del embarazo es limitada, se ha observado que esta vitamina puede tener ciertos beneficios en el alivio de los síntomas.

La tiamina se ha utilizado como parte del tratamiento de la hiperemesis gravídica, aunque generalmente se prescribe como parte de una combinación de vitaminas del complejo B. Se cree que estas vitaminas pueden ayudar a mejorar el metabolismo y el equilibrio de los electrolitos en el cuerpo, lo que podría aliviar las náuseas y vómitos asociados con el embarazo.

El jengibre es conocido por sus propiedades medicinales y se ha utilizado durante siglos para aliviar las náuseas y los vómitos. En el caso de las náuseas y vómitos del embarazo, algunas investigaciones sugieren que el jengibre puede ser beneficioso.

Varios estudios han examinado la eficacia del jengibre en el tratamiento de las náuseas y los vómitos del embarazo, incluida la hiperemesis gravídica. Si bien los resultados varían, muchos de ellos indican que el jengibre puede reducir la intensidad y la frecuencia de las náuseas y los vómitos en las mujeres embarazadas.

Jengibre
Jengibre

Tratamiento farmacologico:

Fenotiazinas:

Las fenotiazinas son un grupo de medicamentos que se utilizan en el tratamiento de diversas condiciones, incluidas las náuseas y los vómitos. Sin embargo, su uso en el embarazo puede plantear preocupaciones adicionales debido a los posibles riesgos para la madre y el feto.

En general, las fenotiazinas, como el prometazina y la clorpromazina, se consideran seguras en el embarazo cuando se usan bajo la supervisión y prescripción de un médico. Se ha utilizado ampliamente para el manejo de las náuseas y los vómitos del embarazo, especialmente cuando los síntomas son graves y no responden a otras medidas no farmacológicas.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que ningún medicamento está completamente exento de riesgos durante el embarazo. Las fenotiazinas pueden tener efectos secundarios, como somnolencia, mareos, sequedad de boca y visión borrosa. Además, en algunos estudios se ha planteado la posibilidad de un ligero aumento en el riesgo de malformaciones congénitas asociado al uso de fenotiazinas durante el primer trimestre del embarazo. Sin embargo, estos resultados no son concluyentes y se necesitan más investigaciones para establecer una relación causal precisa.

Ondansetron:

El ondansetrón es un medicamento antiemético que se utiliza comúnmente para tratar las náuseas y los vómitos, incluidos los asociados con el embarazo. Se ha utilizado ampliamente en embarazadas y, en general, se considera seguro cuando se utiliza según las indicaciones y bajo la supervisión médica adecuada.

La mayoría de los estudios sobre el uso del ondansetrón en el embarazo no han encontrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas en el desarrollo del feto. Sin embargo, algunos estudios han sugerido un posible aumento en el riesgo de malformaciones cardíacas específicas cuando se usa en el primer trimestre del embarazo. Estos resultados son limitados y no se ha establecido una relación causal definitiva.

Esteroides:

La prednisona es un medicamento que pertenece a la clase de los corticosteroides. Se utiliza principalmente como un agente antiinflamatorio e inmunosupresor. Sin embargo, su uso en el tratamiento de las náuseas y los vómitos del embarazo es menos común y generalmente no se considera como una opción de primera línea.

La prednisona puede tener efectos secundarios y riesgos asociados, especialmente cuando se usa a largo plazo o en dosis altas. Algunos de los efectos secundarios comunes incluyen aumento del apetito, aumento de peso, retención de líquidos, cambios en el estado de ánimo, insomnio y aumento del riesgo de infecciones.

En el contexto de las náuseas y los vómitos del embarazo, se recomienda primero intentar medidas no farmacológicas y otras opciones de tratamiento más seguras y efectivas antes de considerar el uso de corticosteroides como la prednisona.

Metoclopramida:

La metoclopramida es un medicamento que se utiliza comúnmente para tratar las náuseas y los vómitos, incluidos los asociados con el embarazo. En general, se considera seguro cuando se utiliza según las indicaciones y bajo la supervisión médica adecuada.

La metoclopramida ha sido ampliamente estudiada en embarazadas y no se ha encontrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas en el desarrollo del feto asociados con su uso. Además, se ha utilizado durante décadas en el tratamiento de las náuseas y los vómitos del embarazo, y muchos médicos lo consideran una opción segura y efectiva.

Doxilamina:

La doxilamina es un medicamento antihistamínico que se utiliza comúnmente para tratar las náuseas y los vómitos del embarazo. Se ha utilizado ampliamente durante décadas y se considera seguro cuando se utiliza según las indicaciones y bajo la supervisión médica adecuada.

La doxilamina ha sido ampliamente estudiada en embarazadas y no se ha encontrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas en el desarrollo del feto asociados con su uso. Además, se ha demostrado que es efectiva en el tratamiento de las náuseas y los vómitos del embarazo, y muchos médicos la consideran una opción segura y efectiva.

La doxilamina generalmente se combina con piridoxina (vitamina B6) en un medicamento conocido como doxilamina-piridoxina, que se ha utilizado ampliamente en el embarazo para el manejo de las náuseas y los vómitos. Esta combinación ha demostrado ser segura y efectiva en numerosos estudios y es ampliamente recomendada por las guías clínicas.

Náuseas y  Vómitos en el Embarazo
Náuseas y Vómitos en el Embarazo

Enfermedad de Reflujo gastroesofágico

La enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) es un trastorno común en el embarazo debido a los cambios hormonales y físicos que experimenta el cuerpo de la mujer durante este período. La prevalencia de la ERGE durante el embarazo varía en diferentes estudios, pero se estima que aproximadamente el 30% al 50% de las mujeres embarazadas pueden experimentar síntomas de reflujo ácido.

Síntomas

Los síntomas de reflujo gastroesofágico (ERGE) durante el embarazo pueden variar en intensidad y presentación en cada mujer. Algunos de los síntomas más comunes de reflujo en el embarazo incluyen:

  1. Acidez estomacal: Es una sensación de ardor o malestar en el pecho o la parte superior del abdomen, que a menudo se intensifica después de comer o al estar acostada.
  2. Regurgitación ácida: Es la sensación de que los alimentos o líquidos regresan a la boca después de comer. Puede tener un sabor ácido o amargo.
  3. Sensación de indigestión: Puede haber una sensación de pesadez, plenitud o malestar en el abdomen después de comer.
  4. Dolor torácico: Algunas mujeres pueden experimentar dolor en el pecho que se asemeja al dolor de un ataque al corazón. Es importante descartar cualquier afección cardíaca grave, especialmente si los síntomas son intensos o persistentes.
  5. Dificultad para tragar: Algunas mujeres pueden tener dificultad para tragar alimentos o sentir que hay un bulto en la garganta.
  6. Tos crónica: El reflujo ácido puede irritar el revestimiento del esófago y provocar tos persistente.

Factores de Riesgo

Existen varios factores de riesgo que pueden aumentar la probabilidad de experimentar enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) durante el embarazo. Algunos de los factores de riesgo comunes incluyen:

  1. Cambios hormonales: Durante el embarazo, los niveles de la hormona progesterona aumentan significativamente. Esta hormona relaja los músculos, incluido el esfínter esofágico inferior, que es responsable de mantener cerrado el paso entre el esófago y el estómago. Cuando este músculo se relaja, puede permitir que los ácidos estomacales regresen al esófago, causando síntomas de reflujo.
  2. Presión del útero en crecimiento: A medida que el útero se expande para acomodar al feto en crecimiento, puede ejercer presión sobre el estómago. Esta presión adicional puede provocar un aumento en el reflujo de los ácidos estomacales hacia el esófago.
  3. Sobrepeso o aumento excesivo de peso durante el embarazo: El exceso de peso o un aumento rápido de peso durante el embarazo pueden aumentar el riesgo de reflujo ácido. El exceso de grasa abdominal ejerce presión sobre el estómago y puede contribuir al reflujo de los ácidos estomacales.
  4. Historial de ERGE previa: Si has experimentado ERGE antes del embarazo, es más probable que experimentes síntomas durante el embarazo.
  5. Dieta y estilo de vida: Factores como una dieta alta en grasas, comidas abundantes, consumo de alimentos picantes o ácidos, consumo de cafeína y tabaquismo pueden aumentar el riesgo de reflujo ácido durante el embarazo.

Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad de reflujo gastroesofágico (ERGE) en el embarazo se basa principalmente en los síntomas que experimenta la mujer embarazada. El médico generalmente realizará una evaluación médica completa y tomará en cuenta los antecedentes clínicos y los síntomas reportados.

En algunos casos, el médico puede recomendar pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico de la ERGE y descartar otras afecciones. Algunas de las pruebas que pueden utilizarse incluyen:

  1. Endoscopia: En esta prueba, se introduce un tubo delgado y flexible con una cámara en el extremo (endoscopio) a través de la boca para examinar el esófago, el estómago y la parte superior del intestino delgado. Esto permite al médico observar si hay daños en el revestimiento del esófago debido al reflujo ácido.
  2. Manometría esofágica: Esta prueba mide la presión y los movimientos del esófago y el esfínter esofágico inferior para evaluar el funcionamiento del sistema digestivo.
  3. pHmetría esofágica: Se coloca un pequeño tubo delgado a través de la nariz y en el esófago para medir el pH y detectar si hay períodos de tiempo prolongados de acidez en el esófago.

Tratamiento

No farmacológico:

Las medidas no farmacológicas constituyen el primer paso dentro de las recomendaciones que se deben dar a las embarazadas con esta sintomatología.

  1. Comer comidas más pequeñas y frecuentes: En lugar de ingerir grandes comidas, opta por comidas más pequeñas y frecuentes a lo largo del día. Esto reduce la cantidad de comida en el estómago y puede disminuir la presión sobre el esfínter esofágico inferior, lo que reduce las posibilidades de reflujo ácido.
  2. Evitar alimentos desencadenantes: Identifica y evita los alimentos que desencadenan el reflujo. Los alimentos ricos en grasas, picantes, ácidos o cafeína, así como los cítricos y los alimentos fritos, suelen ser culpables comunes. También es aconsejable reducir el consumo de chocolate y alimentos con alto contenido de tomate.
  3. Elevar la cabeza y el torso al dormir: Al elevar la cabeza y el torso al dormir, se ayuda a mantener el ácido gástrico en el estómago y se previene el reflujo hacia el esófago. Puedes utilizar almohadas adicionales o elevar la cabecera de la cama.
  4. No acostarse justo después de comer: Trata de esperar al menos 2-3 horas después de comer antes de acostarte o recostarte. Esto permite que el estómago vacíe su contenido adecuadamente y reduce el riesgo de reflujo.
  5. Evitar la ropa ajustada: La ropa ajustada puede ejercer presión sobre el abdomen y empeorar el reflujo. Opta por ropa suelta y cómoda durante el embarazo.
  6. Acostarse del lado izquierdo

Farmacológico:

Antiacidos:

Los siguientes antiácidos suelen considerarse seguros para su uso durante el embarazo:

  1. Antiácidos que contienen carbonato de calcio: Estos antiácidos, como el Tums o el Rennie, contienen carbonato de calcio como ingrediente principal. Ayudan a neutralizar el ácido estomacal y pueden aliviar los síntomas de reflujo ácido. Además, el calcio es importante para el desarrollo óseo del feto, lo que hace que estos antiácidos sean una opción favorable durante el embarazo.
  2. Antiácidos que contienen hidróxido de aluminio y magnesio: Los antiácidos que combinan hidróxido de aluminio y magnesio, como el Maalox o el Mylanta, también pueden ser seguros para su uso durante el embarazo. Estos antiácidos pueden ayudar a neutralizar el ácido estomacal y proporcionar alivio temporal de los síntomas.

Sucralfato:

La seguridad del sucralfato durante el embarazo no ha sido completamente establecida. Debido a la limitada información disponible sobre su uso en mujeres embarazadas, se recomienda precaución al considerar su administración.

El sucralfato es un medicamento utilizado para tratar úlceras gástricas y duodenales, y su mecanismo de acción involucra la formación de una capa protectora en la mucosa gastrointestinal. No se han realizado estudios adecuados y bien controlados en mujeres embarazadas para evaluar su seguridad en este grupo específico de pacientes.

Bloqueadores H2:

La seguridad del uso de la ranitidina durante el embarazo ha sido estudiada en diversos contextos. La ranitidina es un medicamento que pertenece a la clase de los antagonistas de los receptores H2 de la histamina, utilizado comúnmente para reducir la producción de ácido en el estómago y aliviar los síntomas de reflujo ácido y acidez estomacal.

Varios estudios y revisiones han sugerido que la ranitidina es generalmente segura durante el embarazo. La mayoría de la evidencia disponible no ha mostrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas graves relacionados con su uso durante el embarazo.

Es importante destacar que en abril de 2020, la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios (MHRA) del Reino Unido emitió un comunicado en el cual se informaba sobre la retirada de la ranitidina del mercado debido a la detección de niveles bajos de una sustancia llamada N-nitrosodimetilamina (NDMA), la cual se ha clasificado como probablemente carcinógena para los seres humanos. En respuesta a esto, las autoridades sanitarias de otros países también tomaron medidas similares.

Inhibidores de Bomba de Protones:

Los inhibidores de la bomba de protones (IBP), como omeprazol, esomeprazol, pantoprazol, entre otros, son medicamentos comúnmente utilizados para reducir la producción de ácido en el estómago y tratar afecciones como el reflujo ácido y la acidez estomacal.

En cuanto a su seguridad durante el embarazo, la evidencia disponible es limitada, pero los estudios observacionales y los datos recopilados hasta la fecha sugieren que los IBP parecen ser relativamente seguros durante el embarazo. No se ha demostrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas graves asociados con su uso.

En estudios realizados en animales, se ha observado un mayor riesgo de malformaciones en el feto cuando se administraron dosis altas de omeprazol. Sin embargo, la relevancia de estos resultados para los seres humanos no está completamente establecida.

Se recomienda el uso de la dosis más baja por el menor periodo de tiempo

Metoclopramida:

La metoclopramida es un medicamento utilizado comúnmente para tratar las náuseas, los vómitos y los trastornos de la motilidad gastrointestinal. En cuanto a su seguridad durante el embarazo, la evidencia disponible sugiere que la metoclopramida es relativamente segura para su uso en mujeres embarazadas.

Los estudios en humanos y los datos recopilados hasta la fecha no han demostrado un aumento significativo en el riesgo de malformaciones congénitas u otros problemas graves asociados con el uso de metoclopramida durante el embarazo. Se ha utilizado ampliamente en embarazadas para tratar las náuseas y los vómitos relacionados con el embarazo, así como otros trastornos gastrointestinales.

Enfermedad de Reflujo en el embarazo
Enfermedad de Reflujo en el embarazo

Estreñimiento

El estreñimiento es una queja común durante el embarazo y afecta a muchas mujeres. Se estima que aproximadamente el 40% de las mujeres embarazadas experimentan estreñimiento en algún momento durante su embarazo.

Varios factores contribuyen al estreñimiento en el embarazo. Estos incluyen:

  1. Cambios hormonales: Los cambios hormonales, en particular el aumento de los niveles de progesterona, pueden ralentizar el movimiento de los alimentos a través del sistema digestivo, lo que puede llevar a una mayor absorción de agua y un mayor endurecimiento de las heces.
  2. Presión del útero en crecimiento: A medida que el útero se expande para acomodar al feto en crecimiento, puede ejercer presión sobre los intestinos, lo que puede dificultar el paso de las heces.
  3. Uso de suplementos de hierro: Muchas mujeres embarazadas toman suplementos de hierro para prevenir o tratar la anemia durante el embarazo. Sin embargo, los suplementos de hierro pueden causar estreñimiento como efecto secundario.
  4. Cambios en la dieta y la actividad física: Los cambios en la dieta, como una ingesta insuficiente de fibra, y la falta de actividad física pueden contribuir al estreñimiento durante el embarazo.

Estreñimiento en el embarazo
Estreñimiento en el embarazo

Diarrea

Diarrea en el embarazo
Diarrea en el embarazo

Preguntas y respuestas:

Cual es el medicamento más utilizado para las náuseas y vómitos del embarazo?
El medicamento más utilizado es la Metoclopramida

Por que acostarse del lado izquierdo mejora el reflujo durante el embarazo?
Cuando te acuestas del lado izquierdo, el estómago se encuentra en una posición más baja que el esófago. Esto facilita que la gravedad mantenga los contenidos gástricos en el estómago, evitando que el ácido gástrico regrese hacia el esófago y cause reflujo.El  esfínter esofágico inferior (EEI) es el músculo que se encuentra en la unión entre el esófago y el estómago. Acostarse del lado izquierdo puede ayudar a mantener el EEI en una posición más elevada y cerrada, lo que reduce las posibilidades de que el ácido gástrico se escape hacia el esófago.El útero, especialmente durante el tercer trimestre del embarazo, ejerce presión sobre el estómago, lo que puede aumentar las posibilidades de reflujo. Al acostarse del lado izquierdo, se minimiza la presión directa sobre el estómago, lo que puede reducir el reflujo.Acostarse del lado izquierdo puede mejorar la circulación sanguínea hacia la placenta y el bebé, ya que se reduce la presión sobre la vena cava inferior, la principal vena que lleva la sangre desde las piernas de vuelta al corazón. Una mejor circulación puede reducir la probabilidad de acidez estomacal y reflujo. Sin embargo hay que aclarar que estas medidas no funcionan para todas las embarazadas.