• Se debe priorizar los almidones intactos como el arroz integral, la quinoa y avena en hojuelas, debe limitarse la ingesta de almidones refinados como el pan y arroz blanco
  • Reemplazar los carbohidratos, especialmente los carbohidratos refinados, en la dieta por proteínas de origen animal o vegetal que incluye pollo, pescado, queso, tofu y legumbres. Los carbohidratos refinados, por su elevado contenido calórico, aumentan los triglicéridos intrahepáticos.
  • Incluir en la dieta productos que contengan compuestos bioactivos como frutas, vegetales, café, té, nueces, semillas y aceite de oliva extra virgen
  • Las grasas deben ser no saturadas como el aceite de oliva extra virgen, aceite de canola, aceite de girasol, aceite de cártamo, nueces, aguacate o semillas
  • Limitar o evitar azúcares agregados como la sacarosa, fructosa, maltosa, maltodextrina o siropes.  Si cualquiera de estas palabras aparece entre los 3-5 primeros ingredientes de cualquier alimento lo recomendable es evitarlo o cambiar a la versión sin azúcar. Ejemplo son los yogures y los cereales comerciales
  • Debe evitarse el azúcar liquido como el que está presente en las gaseosas, limonadas, jugos y batidos verdes envasados, o el que se agrega al te o al café

Recordar que los hábitos alimentarios, la pérdida de peso y el aumento de la actividad física constituyen los pilares fundamentales para el tratamiento del hígado graso. En la actualidad la dieta mediterránea es la única que ha demostrado evidencia suficiente para ser recomendada en pacientes con hígado graso.