La disbiosis constituye un estado de alteración del ecosistema microbiano a nivel intestinal, se expresa con la proliferación excesiva de ciertos organismos y la pérdida de otros que pueden ser causa potencial de algunas enfermedades como cáncer,obesidad y enfermedad de Alzheimer.
Existen varias teorías que tratan de demostrar la interacción entre la microbiota intestinal y el cerebro, estas van desde conceptos como el que los humanos somos el vehiculo para los 100 trillones de microorganismos que viven dentro de nosotros a otros que plantean la posibilidad de que la microbiota tengan influencia sobre nuestro sistema de recompensa lo cual hace que tengamos preferencia sobre algunos tipos de alimentos y evitemos otros, incluso se ha planteado la influencia que la microbiota puede tener sobre el desarrollo y evolución del cerebro.
Existen un gran número de trabajos que demuestran que las alteraciones de la diversidad bacteriana se relacionan con ansiedad,depresión, síndrome de intestino irritable y autismo.
Las alteraciones de la microbiota como causa de autismo se plantean debido a varios factores como: comienzo de la enfermedad posterior a la administración de terapia antimicrobiana, los síntomas gastrointestinales son frecuentes en estos pacientes, la administración de antibióticos (Vancomicina vía oral) pueden producir cierta mejoría en estos pacientes.
Las bacterias anaerobias, a pesar de que constituyen un grupo de bacterias no invasivas, pueden secretar moléculas que atraviesan la barrera intestinal y diseminarse a la circulación general con efectos a distancia. La toxina B que es producida por el Clostridium difficile puede estimular la muerte celular programada y cambios en la morfología de la médula espinal.
Se ha demostrado la asociación entre el uso de pesticidas y la aparición de autismo. Por ejemplo existe riesgo aumentado entre los niños cuyas madres se exponen durante el embarazo a pesticidas.
El glifosato es el elemento activo del Roundup y es el pesticida más utilizado a nivel mundial, en los Estados Unidos se utilizan más de 300 millones de libras cada año. Los niveles ambientales de glifosato pueden producir alteraciones en el eje intestino-cerebro.Algunas bacterias altamente patógenas como el Clostridium perfringens y el Clostridium botulinum son resistentes al glifosato.
El glifosato favorece el desarrollo de bacterias patógenas sobre bacterias que se consideran beneficiosas para la salud.
La exposición ambiental de glifosato se asocia a enfermedades asociadas con un incremento de Clostridium suprimiendo el efecto antagonista de las bacterias buenas lo cual está relacionado con el autismo.