Érase una vez un dictador que no era un déspota, sino un
buen hombre al que le dieron todo el poder y, al final, se cansó
de no tener con quien perder al póker y de aguantar a la reina
de la primavera; pero antes dejó estas hermosas leyes, órdenes
amorosas que hablaban de él y de su vida. Dijo:
Ordeno que en este pueblo nada valga tanto como la vida.
Ordeno que hayan flores en todas las ventanas y cualquier
día de la semana, tenga la luminosa categoría del domingo;
el lobo y el cordero pastarán juntos, por tanto, su comida,
tendrá el mismo gusto aurora.

Ordeno que los hombres se liberen de las mentiras del
silencio y que la verdad sea la única bandera a esgrimir en
la vida.

Ordeno que respetemos y amemos a nuestros mayores
puesto que, dicha acción, inevitablemente, en el día de
mañana, será la gran lección que habremos legado a los
nuestros.

Ordeno que en este pueblo nada valga tanto como la vida,
entonces, la verdad, será lo que tomaremos unidos de las
manos.

Ordeno que el dinero tenga fecha de vencimiento para que
nadie pueda acumularlo para poder tener poder sobre sus
hermanos.

“¡Qué cosa tan extraña el hombre!
Nacer, no pide, vivir no sabe y morir no quiere; ¡qué cosa tan
extraña el hombre!”

“Gracias a mi obra, mi tiempo se extenderá en los demás,
por eso cada cosa que escribo es un dibujo en la eternidad.”

“Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida.
Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser será, y
sucederá naturalmente.”

Decía Krishnamurti que, la vida es lo que es y no lo que a
los demás nos gustaría que fuera; por ello, si somos capaces de
aceptarla, posiblemente, enfrente tendremos el espejo que nos
mostrará lo que queremos ver.

“Se llamaba Sara, la elegí como madre, por la misma razón por la
que Dios le eligió como hija; nunca usó agenda puesto que,
hacía solo lo que amaba y eso, se lo recordaba el corazón; se
dedicó solo a vivir y no le quedó tiempo para otra cosa”

“Maestro, Dios es injusto con usted puesto que, debería tener tanto éxito como Julio Iglesias” A lo que el maestro le respondió: “Dios es siempre justo. Julio Iglesias tiene más éxito que yo porque necesita de más dinero
que yo para vivir. Como quiera que Dios sabe dar a cada cual
lo que precisa, a Julio le dio más lana, más éxito, pero a mi me
hizo más libre, que es lo que yo anhelaba”

“Como no tengo una mujer, vivo con todas; como no tengo una casa, vivo en el mundo; no necesito de yate ni de automóvil porque lo tienen
mis amigos; quiere decir que, en soledad, he logrado ser un
vagabundo reconocido.”

“El amor no muere, cambia de lugar”